domingo, 2 de julio de 2017

Andy y Kelly retratan el mundo silvestre



En la foto, Kelly Sweet graba una escena de búfalos en África para uno de sus documentales. Foto: Cortesía

Durante una filmación de delfines, en el Pacífico, Andy Mitchell perdió la punta del meñique de su mano izquierda cuando regresaba al bote. Esta es una de las cicatrices que le ha dejado su exploración por los cuatro océanos y de la cual nunca se arrepentirá.

"Yo amo mi trabajo. Siempre hay una gran historia después de cada producción. Tener la oportunidad de viajar por el mundo y ser testigo de escenarios únicos es simplemente increíble", cuenta Mitchell, quien tiene 21 años de experiencia como documentalista de naturaleza. Su trabajo es gratificante, pero no es fácil. Los documentalistas afrontan condiciones adversas y deben ingeniárselas para mostrarle al mundo escenas únicas en lo más profundo del mundo animal. Antes de salir a trabajar, Mitchell revisa una lista de seis páginas donde se enumeran los artículos que debe llevar al campo. 

Entre todos ellos, no puede olvidarse de los siete tipos de antibióticos que eventualmente puedan curarle de una infección.Su expupila y ahora jefa, Kelly Sweet, cuenta que una diarrea o gripe suelen ser gajes del oficio. Los accidentes más graves son poco comunes. Lo más frecuente son las picaduras de mosquitos o rasguños. Estos apasionados investigadores cultivan la paciencia y esperan el momento justo y al animal indicado que quedará plasmado en su objetivo y cuya imagen despertará sentimientos en los televidentes. Pueden pasar meses en una tienda de acampar. 

En ocasiones, cuenta Sweet, hay camarógrafos que no se bañan por semanas, refugiados en un pequeño escondite, para que el olor a jabón no repela a los tigres u osos. Para captar momentos únicos, la imaginación se abre paso en el intento de acercar el lente a lo más profundo de la vida animal. A veces esconden una filmadora dentro de estructuras de animales para pasar desapercibidos o colocan cámaras tan pequeñas que caben en el tórax de una abeja. Sweet y Mitchell crean historias llenas de personajes con los que los espectadores se sienten identificados. 

Sin embargo, según Sweet, el impacto ambiental provocado por el hombre hace más difícil grabar a los animales en su estado natural, pues hay cada vez menos individuos por la destrucción de sus hábitats.Estos documentalistas son el eslabón que conecta las historias de los animales con las personas de las urbes. "

Ahora más que nunca es importante difundir la realidad del medioambiente y sembrar conciencia", urgió Mitchell.Además de una reducción de hábitats y desaparición de animales, los documentalistas se enfrentan a un mundo digital donde la información es inmediata y el contenido requiere concisión. Se abren nuevas plataformas digitales, como Netflix, Amazon o Google, para exponer los videos y la demanda de producciones de corto presupuesto aumenta progresivamente. "Nosotros crecimos con programas de 'clase media', pero ahora la tendencia se divide en dos caminos: documentales de alto presupuesto o de muy bajo presupuesto", dice Mitchell. 

Otro de los cambios que resalta el productor es que en la actualidad un documentalista tiene que conocer desde la preproducción hasta la posproducción, mientras que hace 10 años contaban con equipos especializados para ello.Para trabajar en este campo se necesita pasión, amor por la naturaleza y sentirse cómodo a pesar de las condiciones adversas según Mitchell. 

No importa si ellos deben bañarse con baldes, si a veces duermen dos horas diarias para filmar animales nocturnos, si una tienda de acampar se convierte en su hogar o si se arriesgan a perder la punta de un dedo. La experiencia de ser testigos de eventos únicos, como nadar con tiburones blancos, y la oportunidad de sembrar conciencia ambiental es una vivencia que ellos no cambiarían por nada.Los documentalistas estadounidenses dictarán un curso, del 10 al 18 julio, en la estación Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito sobre filmación de vida silvestre.

Fuente

domingo, 27 de noviembre de 2016

Fwd: Roberto Isaías: "Soy un perseguido político"



Roberto Isaías Dassum se declaró "perseguido político" en un video publicado en Facebook el jueves pasado, en el que se refiere al proceso que el Gobierno inició en 2008 por peculado bancario en su contra y de su hermano William, exdueños del cerrado Filanbanco.

"Soy un perseguido político por los últimos 16 años, que me han tratado de violar todos mis derechos tanto en la parte civil como en la parte moral", manifestó Isaías en el video de ocho minutos.

En el mismo, Isaías y su abogado, Jorge Zavala, se refieren al dictamen del Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que según ellos indica que el Mandato 13 violó el derecho a la tutela judicial efectiva en el proceso.

A través de este mandato, emitido el 9 de julio de 2008, la Asamblea Constituyente, en ese entonces, blindó la incautación de bienes del grupo Isaías ordenada por la extinta Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), para recuperar una deuda de $ 661,5 millones.

El mandato aprobado con 87 votos a favor, 14 abstenciones y 2 blancos ratifica la validez de la resolución de la AGD dada el 8 de julio de ese año, al incautar más de 200 bienes de los exaccionistas y exadministradores del Filanbanco.

"El mandato 13 no solo violó a mi familia, violó a sinnúmero de personas que el Gobierno pensó que estaban involucradas con nosotros o en los negocios nuestros", dijo Isaías.

Zavala explicó que el dictamen de la Comisión es cuasi judicial, es decir, que el Gobierno ecuatoriano puede ignorarlo, pero no debe, porque "se convertiría en un Gobierno incumplidor de sus obligaciones internacionales y eso conlleva la censura y las medidas de coerción que la ONU adoptará de acuerdo con su propio reglamento". (I)

Roberto Isaías: "Soy un perseguido político"




Isaías vs. Ecuador: Se hizo justicia



En junio de 2016, el Comité de Derechos Humanos de la O.N.U. falló a favor de los empresarios Isaías. Afirmó que se habían violado los derechos humanos de Roberto y William Isaías y que manifi estamente "se violó el debido proceso", haciendo caso omiso de sus derechos de apelación y otros. El Comité dictaminó que el gobierno del Ecuador restaure los derechos de Roberto y William Isaías y devuelva todos los activos arbitraria e injustamente incautados a toda la familia. Este libro recoge la historia de una reclamación legal, que puede inspirar a muchos otros afectados a demandar al gobierno del Ecuador por arbitrariedades y abusos parecidos.